El Arzobispo de Barcelona, Mons. Lluís Martínez Sistach, advirtió que la ley de “matrimonio” entre homosexuales aprobada en España dará una “configuración diferente” a la sociedad española al “haber modificado la institución del matrimonio, reconocida en todo el mundo como la unión de un hombre y una mujer”.
El Prelado catalán advirtió que la incidencia que tendrá esta ley “será muy negativa” para la sociedad española. Para el Arzobispo, el matrimonio “es la célula de la sociedad y el bien de las personas –de los esposos, pero, principalmente, de los hijos– depende muchísimo de la salud y normalidad del matrimonio y de la familia”.
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“No podemos olvidar que las leyes no son neutras y que, a la corta o a la larga, configuran la convivencia social”, agregó Mons. Martínez Sistach en una entrevista publicada por la agencia Efe.
Asimismo, el Arzobispo ofreció algunos alcances sobre la Región Eclesiástica Catalana, la evangelización en la sociedad secularizada y el Papa Benedicto XVI y los jóvenes.
Sobre el próximo reconocimiento de la Región Eclesiástica Catalana por parte de la Santa Sede, el Prelado subrayó que este hecho “será muy conveniente para facilitar el trabajo pastoral conjunto”.
Según el sucesor del Cardenal Ricard María Carles al frente de la arquidiócesis catalana, además, “la región dará un marco institucional que no teníamos y vinculará jurídicamente a las diócesis de las dos provincias eclesiásticas (la Tarraconense y la de Barcelona), pero lo que vale más es el trabajo coordinado que estamos haciendo las diez diócesis que tienen sede en Cataluña”. Se ha dado a conocer que, por ejemplo, la aprobación de la región posibilitaría la realización de convenios con las autoridades civiles de la comunidad autónoma.
Sobre el secularismo presente, el Arzobispo reconoció que “es difícil anunciar explícitamente a Jesucristo, cuando hombres y mujeres viven como si Dios no existiera, en un proceso de relativismo creciente y con muy poco o nada sentido de la trascendencia”. Sin embargo, Mons. Martínez Sistach recordó que “aquello que para los hombres es imposible, es posible para Dios. La evangelización no la hacemos solos. Jesucristo resucitado trabaja en nosotros, él tiene el protagonismo”.
Al referirse al caso de Cataluña, el Arzobispo aseguró que el trabajo evangelizador se está haciendo en las parroquias, las escuelas cristianas, los movimientos de siempre o en asociaciones cristianas en el campo de la pobreza y la marginación. En su opinión, toda esta tarea “tiene un radio de incidencia que interpela y que ofrece la buena nueva de Jesús, que es el amor salvador de Dios”.
Por último, el Arzobispo espera que, con el nuevo Papa Benedicto XVI, siga la relación con los jóvenes “que son el futuro de la Iglesia y de la humanidad”.