El Presidente de Brasil, Luiz Inacio “Lula” da Silva, dirigió una carta a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) que se reúne en Asamblea Plenaria, en la cual admite la gravedad de la crisis que enfrenta su gobierno a raíz de las denuncias por corrupción.
Últimamente, diversas denuncias han sacudido al Gobierno de Lula, obligándolo a dispensar de varios de sus miembros, inclusive los pertenecientes al gobernante Partido de los Trabajadores (PT). Hasta el momento las investigaciones no han involucrado al propio Presidente.
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“Una crisis política nos golpea fuertemente. Quiero con toda franqueza afirmar que tengo plena noción de la gravedad del proceso que estamos viviendo”, indicó en el texto enviado el martes pasado.
En la misiva, Lula expresa la esperanza “de que éste sea un proceso purificador para la vida política del país y para la afirmación de los principios democráticos”. También reconoce que “no podemos frustrar las expectativas de nuestra gente, particularmente de los más pobres”.
Según el mandatario, aunque “la crisis actual me entristece”, ésta “no abate mi ánimo ni mi disposición de trabajar y gobernar”. Añade que durante las dificultades que tuvo que enfrentar “Dios no me ha faltado”.
Por su parte, la CNBB anunció en días pasados que antes de culminar la Asamblea Plenaria, emitirá un documento sobre la crisis política que afecta al país. En su primera sesión, los prelados analizaron el informe “Análisis de Coyuntura”, elaborado por un grupo de laicos y que en esta ocasión abordó las denuncias de corrupción al interior del PT.