Durante la Audiencia general de este miércoles realizada en el Aula Pablo VI, el Papa Benedicto XVI destacó, comentando el Salmo 130, la urgencia de vivir la “infancia espiritual” según el modelo de Santa Teresa de Lisieux.
El Pontífice, que llegó al Vaticano en helicóptero desde Castelgandolfo, señaló que el Salmo, que habla de Israel como “un niño en brazos de su madre”, “desarrolla un tema querido por toda la literatura religiosa: la infancia espiritual”.
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“El pensamiento corre inmediatamente de modo espontáneo a Santa Teresa de Lisieux, a su ‘pequeña vía’, a su ‘permanecer pequeña’ para ‘estar en los brazos de Jesús’”, agregó el Santo Padre.
“La gran tentación del soberbio –siguió el Papa– que quiere ser como Dios, árbitro del bien y del mal, es decididamente rechazada por el orante, el cual opta por la confianza humilde y espontánea en el único Señor”.
“Pasamos así –dijo luego Benedicto XVI– a la imagen inolvidable del niño y de la madre”.
El niño, al cual el Salmista recuerda, está ligado a la madre por una relación más bien personal e íntima, no sólo por el mero contacto físico o por la necesidad de alimento. Se trata de una relación más conciente, aunque siempre inmediata y espontánea”.
“Esta es la parábola ideal de la verdadera ‘infancia’ de espíritu, que se abandona a Dios no de modo ciego y automático, sino sereno y responsable”, agregó.