Los representantes de las tres religiones monoteístas presentes en la ciudad de Buenos Aires suscribieron el martes por la mañana una declaración conjunta contra “toda forma de fundamentalismo y terrorismo”.
El documento fue suscrito en la Curia Arquidiocesana de Buenos Aires por el Arzobispo local, Cardenal Jorge Bergoglio; el Vicepresidente primero de la DAIA, León Cohen Bello; el Presidente de la AMIA, Luis Grynwald (ambos judíos); y el Presidente del Centro Islámico, Omal Helal Massud.
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La presentación de la declaración estuvo a cargo del vocero del Arzobispado, Padre Guillermo Marcó, quien aseguró que los “actos violentos” son perpetrados por “individuos y nada, aunque se lo arroguen, tiene que ver con las religiones que representamos”.
“Queremos trabajar por el bien común y condenar a todo lo que produce terror y destruye. Contra todo terrorismo, tanto el imperial como el estructural”, subrayó el Cardenal Bergoglio.
Cohen Bello señaló que éste es “un ejercicio de militancia por la vida”; mientras que Massud aclaró que “el Islam no es terrorismo, sino una religión de paz”.
Al final de la ceremonia, el Cardenal Bergoglio pidió orar en silencio por las víctimas de los atentados terroristas en la Argentina y por el “tan estimado y querido” Adel Made, del Centro Islámico, que murió hace una semana y obligó a posponer la firma de este texto interreligioso.
“Todas las comunidades presentes en la Ciudad de Buenos Aires, queremos vivir así. Agradezco y me siento honrado de su presencia en esta casa. Ésta es la casa de todos”, señaló el Purpurado, dirigiéndose a los demás representantes religiosos.
También lo rubricaron el presbítero Marcó, el rabino Daniel Goldman, de la comunidad Bet-El; y Omar Abboud, del Centro Islámico, en su carácter de redactores del documento conjunto.
El documento señala que “como una muestra más de nuestra vocación religiosa comprometida con los más altos valores del espíritu humano relacionados con la paz”, los firmantes ratifican “nuestra voluntad de rechazar cualquier forma de terrorismo y fundamentalismo”.
El terrorismo “es condenable desde todas las doctrinas monoteístas que bregan –en sus conceptos y prácticas esenciales– por crear un mundo de armonía”; dice el documento. “La visión religiosa de la vida tiende a liberar al hombre mientras que el terrorismo la esclaviza al miedo”, agrega.
Los firmantes se comprometen, mediante el documento, a seguir trabajando, entre otras cosas, en:
- La educación centrada en los aspectos humanos que fomenten el compromiso diario por la paz y la convivencia.
- La profundización del diálogo interreligioso como elemento de convocatoria al trabajo en valores.
- Repudiar y condenar desde nuestras creencias cualquier manifestación de violencia que traiga consigo la pérdida irreparable de la vida.