Ante miles de fieles reunidos en su residencia en Castel Gandolfo el Santo Padre animó el peregrinar de los jóvenes a la próxima Jornada Mundial de la Juventud y los invitó a ser verdaderos buscadores de Cristo.
Al medio día, el Papa Benedicto XVI se acercó a la ventana de su residencia en Castel Gandolfo para recitar el ángelus dominical ante miles de peregrinos llegados de diversas partes de Italia, de Europa y de América Latina.
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En sus palabras iniciales su santidad hizo mención a la próxima Jornada Mundial de la Juventud cuyo tema será "Hemos venido a adorarlo"; y explicó el significado de "adorar": "el reconocimiento de la presencia de Dios, Creador y Señor del universo. Es un reconocimiento lleno de gratitud, que parte de lo profundo del corazón y involucra a todo el ser, porque solo adorando y amando a Dios sobre todas las cosas el hombre se realiza plenamente a sí mismo".
El Papa hizo refencia directa a los Reyes Magos, poniéndolos como modelos para todos los jóvenes, pues se trata de "singulares modelos de buscadores de Cristo".
Seguidamente recordó la celebración de la Transfiguración del Señor, fiesta que la Iglesia celebró el día de ayer, en la que "Cristo preanuncia la definitiva victoria sobre la muerte". Luego recordó que "con la Pascua, Cristo crucificado y resucitado manifestará en pleno su divinidad, ofreciendo a todos los hombres el don de su amor redentor".
Asimismo hizo un llamado a la santidad, recordando que los santos son "aquellos que han acogido este don y han llegado a ser verdaderos adoradores del Dios vivo, amándolo sin reservas en todo momento de su vida".
Antes de rezar el ángelus con los presentes el Papa hizo también una referencia a la Virgen María, Madre Nuestra, quien "nos puede enseñar a adorar a Cristo".
Terminado el ángelus, Benedicto XVI saludó a los peregrinos en diversas lenguas e impartió la bendición apostólica.