Al conmemorarse el 60º aniversario de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) afirmó que ésta es una “oportunidad para reflexionar en las lecciones dejadas por la Segunda Guerra Mundial y renovar el compromiso por una paz duradera basada en la justicia”.
“Hiroshima y Nagasaki son permanentes recordatorios para toda la familia humana de las graves consecuencias de la guerra total”, afirmó el Obispo de Spokane y Presidente de la USCCB, Mons. William Skylstad, en una misiva enviada al Obispo de Nagoya y Presidente de la Conferencia Episcopal Japonesa, Mons. Augustinus Jun-ichi Nomura.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Mons. Skylstad expresó la solidaridad de los obispos estadounidenses con la Iglesia en Japón y ofreció sus oraciones por la paz y la justicia.
También advirtió que, mientras la amenaza de la guerra nuclear ha disminuido, la amenaza del terrorismo se ha incrementado. Los ataques terroristas, como la “guerra total” ejemplificada por las bombas de Hiroshima y Nagasaki, resultan en una “indiscriminada destrucción y muerte de civiles y soldados”. Añadió que ambos crímenes contra Dios y la humanidad “merecen la misma e inequívoca condena”, citando el documento Gaudium et Spes.
La memoria de la Segunda Guerra Mundial y las bombas atómicas “comprometen a nuestra Conferencia y a la Iglesia toda a continuar trabajando por la no proliferación nuclear y la eliminación de las armas nucleares”, precisó el Prelado estadounidense.