El Papa Benedicto XVI se desplazó de la residencia de verano de Castelgandolfo al Vaticano para presidir la tradicional Audiencia General de los miércoles, en la que retomó las reflexiones sobre los salmos y cánticos de la oración de Vísperas de la Liturgia de las Horas.

El Pontífice, distendido y jovial, comentó este miércoles el Salmo 124, “un texto sapiencial, que suscita la confianza en el Señor y contiene una breve oración”.

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El Salmo, según el Santo Padre, “proclama la estabilidad de ‘quien confía en el Señor’, comparándola con la estabilidad ‘rocosa’  y segura del ‘monte Sión’, la cual, evidentemente, se debe a la presencia de Dios”.

“Aún cuando el creyente se siente aislado y rodeado de hostilidad, su fe debe permanecer serena”, agregó el Papa.

“En esta atmósfera de radical confianza –continuó el Papa–, el salmista reasegura a los ‘justos’. Su situación puede ser, de por sí, preocupante a causa de los impíos, que quieren imponer su dominio. Existiría la tentación, para los justos, de hacerse cómplices del mal para evitar graves inconvenientes, pero el Señor los protege del opresor”.

El Papa Benedicto concluyó explicando que “el Salmo por tanto produce en el ánimo una profunda confianza. Ayuda poderosamente a enfrentar las situaciones difíciles, cuando a la crisis exterior del aislamiento, de la ironía, del desprecio frente a los creyentes, se asocia la crisis interna producto del desánimo, de la mediocridad, del cansancio”.