Al inaugurar este viernes por la noche el Congreso “La Enfermedad y la Vida Cristiana” que se realiza en la capital peruana, el Cardenal Javier Lozano Barragán, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, señaló que la Iglesia y el cristiano enfrentan la realidad del dolor y la muerte “con un pensamiento fuerte”.
Al inaugurar el evento organizado por el Instituto Vida y Espiritualidad y por la Asociación de Médicos Católicos del Perú que se realiza en el auditorio del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas, el Purpurado mexicano destacó que “para aproximarse al misterio del dolor no se puede tener un ‘pensamiento débil’, sino un ‘pensamiento fuerte’, que sin desdeñar los conocimientos científicos, afirme de una manera meta-racional la lógica de la fe”.
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Asimismo, explicó que “todos los seres humanos somos corresponsables” en el misterio del dolor, pero que podemos elegir entre vivir la “solidaridad en el mal generada por el pecado original” o vivir “la solidaridad en la obediencia a Dios”.
“Para que el dolor de cada persona en el tiempo adquiera un sentido salvífico –agregó el Cardenal Lozano–, debe cada uno unir su sufrimiento al dolor de Cristo y, en Él, a toda la humanidad”.
Esta es –indicó– la práctica personal victoriosa” que “permite afrontar el misterio del dolor desde la Resurrección”.
Presencia del Papa
El Papa Benedicto XVI se hizo presente en el evento a través de un telegrama enviado por el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado.
“El Papa se congratula por esta iniciativa que contribuye a dar una visión de la vida arraigada firmemente en la fe y alimentada por la contemplación de la Cruz”, dijo el mensaje.
El Pontífice alentó además “a los médicos católicos a ejercer su profesión acompañando a los enfermos con una actitud de caridad, enseñándoles a aceptar los propios límites humanos y la enfermedad, y animándoles a ofrecer al Señor sus sufrimientos, uniéndose así al sacrificio redentor de Cristo”.
El telegrama fue leído durante la inauguración por el Nuncio Apostólico en el Perú, Mons. Rino Passigato.