El diario argentino La Nación recogió el testimonio de un grupo de enfermos de Parkinson, agradecidos por el ejemplo que les dejó el Papa Juan Pablo II para sobrellevar esta enfermedad.
“Esta enfermedad produce vergüenza, uno se siente ridículo. Pero la actitud de Juan Pablo II nos dio fuerzas para salir a la calle y conectarnos mejor con los demás; para poder, en mi caso, bailar y hacer expresión corporal sin depender de la mirada de los otros”, declaró Ana Fernández de Piol, coordinadora del Grupo Argentino de Parkinson (GAPA), de la Fundación Alfredo Thomson, en el Centro Neurológico del Hospital Francés.
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El diario también difundió el testimonio de Roberto Tomasello, de 58 años, profesor de dibujo y pintura, integrante del GAPA. "El Papa fue previsor, deportista y atleta. Y decir que un paciente de Parkinson es atleta parece una ironía, pero entusiasma. Nos hace pensar por qué no podemos ir a la pileta cuando está la gente ‘normal’, por qué no nos mezclamos en lugar de llevar una vida oculta. El Papa mostró eso: no era un enfermo vestido de Papa, cumplió con sus obligaciones y, aunque la enfermedad lo complicó, la invalidez fue sólo física", recordó Tomasello.
si él no se dejó vencer dio un ejemplo para seguir