Antes de iniciar el rezo del ángelus dominical, el Santo Padre recordó que la santidad es una propuesta válida para cada uno de los cristianos y citando a San Benito de Nursia afirmó que esta consiste en no anteponer nada a Cristo.
En sus palabras el Santo Padre hizo referencia a San Benito, cuya fiesta celebra la Iglesia el 11 de julio, resaltando que “no fundó una institución monástica dirigida principalmente a la evangelización de pueblos bárbaros, sino que señaló a sus discípulos el fin fundamental de la existencia: la búsqueda de Dios”.
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“Cuando el creyente- continuó- entra en relación profunda con Dios no puede contentarse con vivir en modo mediocre con la insignia de una ética minimalista y de una religiosidad superficial”.
Citando a San Benito definió la santidad como un “jamás anteponer nada al amor de Cristo”. “La santidad es una propuesta válida para todo cristiano y se convierte en una verdadera urgencia pastoral en nuestra época, en la que se advierte la necesidad de anclar la vida y la historia en firmes referencias espirituales”.
Asimismo el Santo Padre dirigió la mirada a María Santísima, “modelo sublime y perfecto de santidad, que ha vivido en constante y profunda comunión con Cristo”, invocando su intercesión para que “el Señor multiplique en nuestra época hombres y mujeres que a través de una fe iluminada, testimoniada en la vida, sean en este nuevo milenio sal de la tierra y luz del mundo”.