En un artículo publicado en el diario New York Times, el Arzobispo de Viena, Cardenal Christoph Schonborn, señaló que la teoría neo darwinista, que afirma que en la evolución no existe “designio inteligente” detrás de la creación, es incompatible con la fe de la Iglesia Católica y entra en conflicto con la naturaleza misma.
El Arzobispo de Viena recordó que, si bien el Papa Juan Pablo II aceptaba la teoría de la evolución “como algo más que una hipótesis”, precisó que “la Iglesia Católica, al dejarle a la ciencia muchos detalles sobre la historia de la vida en la tierra, afirma que a la luz de la razón el hombre puede discernir el propósito de la creación, incluido el mundo de las cosas vivientes”.
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El Purpurado recordó que esta apertura del fallecido Pontífice a la teoría darwinista del evolucionismo no significa que “esa puerta haya servido para alinear la fe cristiana con el dogma neo darwiniano”, como muchos creen equivocadamente.
Para el Cardenal, la teoría de la evolución en el sentido de los ancestros comunes, podría ser cierta, pero es necesario tener en cuenta, indica, que el neo darwinismo “es un proceso sin guía, no planificado, de variaciones al azar y de selección natural” lo que es completamente falso a los ojos de la Iglesia.
“Cualquier sistema de pensamiento, –prosigue– que niegue o busque otras explicaciones distintas a la idea del designio inteligente en la biología, es una ideología, no es ciencia”.
Asimismo citó las palabras de Juan Pablo II en una audiencia general en la que el fallecido Pontífice resaltó que “todas las observaciones referentes al desarrollo de la vida llevan a una conclusión similar. La evolución de los seres vivientes, a quienes la ciencia estudia y de quienes se busca conocer sus mecanismos, presenta una finalidad interna que genera admiración. Esta finalidad que dirige a los seres en una dirección por la que no son responsables y de la que no están a cargo obliga a pensar que existe una Mente que es su inventora, su creadora”.
Del mismo modo el Purpurado se refirió al abuso mundial de una carta que Juan Pablo II publicara en 1996 sobre el evolucionismo. “La carta no puede ser leída como la aprobación de todas las teorías del evolucionismo, incluyendo las teorías neo-darwinianas que explícitamente niegan la divina providencia como protagonista en el desarrollo de la vida en el universo”, advirtió.
El Arzobispo de Viena ratificó que, por años, la Iglesia no ha cesado en “la defensa de las verdades de fe dada por Jesucristo”. También destacó que las teorías científicas de los neo-darwinistas son simplemente una manera “de evitar la tremenda evidencia existente que la ciencia moderna ha encontrado sobre la existencia de un designio inteligente detrás de la creación”.
abdicación de la inteligencia