Terminada la Celebración Eucarística por la Solemnidad de los santos Pedro y Pablo el Santo Padre rezó el Ángelus con todos los presentes reunidos en la Plaza de San Pedro y manifestó nuevamente su voluntad de trabajar por la unidad.
El Santo Padre agradeció “el afecto con el que me habéis acogido y os pido rezar para que los santos Pedro y Pablo me obtengan la gracia de cumplir con fidelidad el ministerio pastoral a mí confiado”.
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“Como Obispo de Roma- afirmó- el Papa desarrolla un servicio único e indispensable para la Iglesia universal: es el perpetuo y visible principio y fundamento de la unidad de los Obispos y de todos los fieles”.
Asimismo recordó nuevamente a la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, saludándola afectuosamente y afirmando que “hoy es el primado de servicio a la comunión católica. A partir del martirio de Pedro y Pablo, todas las Iglesias comenzaron a mirar a aquella de Roma como el punto de referencia central para la unidad doctrinal y pastoral”.
Citando la constitución Lumen Gentium del Concilio Vaticano II dijo: “En la comunión eclesiástica, están legítimamente las Iglesias particulares, con propias tradiciones, permaneciendo íntegro el primado de la Cátedra de Pedro, la cual preside en la comunión universal de la caridad, tutela la variedad legítima, y vela para que aquello que es particular, no solo no carcoma la unidas, sino que la sirva”.
Finalmente su santidad confió a la Virgen María sus oraciones para que “nos conceda que el ministerio petrino del Obispo de roma no sea visto como obstáculo sino como sostén para el camino rumbo a la unidad, y nos ayude a realizar cuantos antes el anhelo de Cristo: ‘ut unum sint’”.