Por un apretado margen de cinco votos a cuatro, la Corte Suprema de Estados Unidos estableció que la exhibición de los diez mandamientos, al interior de dos cortes de Kentucky, viola la doctrina de separación entre Iglesia y Estado.
En ambas decisiones, la jueza Sandra Day O’Connor fue quien terminó inclinando la balanza a favor de la prohibición.
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Asimismo, también se estableció que sólo se permitirá la exhibición de los diez mandamientos siempre y cuando sirvan como una forma de honrar la historia legal de la nación. En opinión del juez Antonio Scalia, esa no es la razón sino que todo gira en torno a las “preferencia personales” de las personas y de los jueces.
De otro modo no se explica cómo, la misma Corte, ha fallado a favor de un monumento de granito de casi dos metros ubicado en las afueras del Capitolio de Texas porque, en opinión de los jueces del tribunal supremo, en ese caso los mandamientos “sí honran la historia legal y religiosa del país”.
El juez William H. Rehnquist indicó que los diez mandamientos "son religiosos y por lo tanto el monumento tiene significado religioso” al referirse al caso de Texas. Rehnquist apoyaba así la opinión de los jueces Scalia, Anthony Kennedy y Clarence Thomas.
Para el corresponsal de la BBC de Londres en Washington D.C, Justin Webb, "la separación entre Iglesia y Estado es un tema sobre el que muchos estadounidenses tienen una fuerte posición, y la Corte Suprema no ha hecho nada para reducir la intensidad de la batalla".
La polémica surgió porque, para llegar a un fallo, la Corte Suprema tuvo que interpretar la Primera Enmienda de la Constitución que señala que el Congreso no puede legislar sobre el tema de la religión.