La Asociación Nennolina y la Editora Ave en colaboración con la Acción Católica Italiana presentaron este sábado el video titulado La piccola via, El pequeño camino, sobre la vida de la Sierva de Dios Antonieta Meo.
En la presentación, que tuvo lugar en el salón principal adyacente a la iglesia de la Santa Cruz en Jerusalén, que conserva las reliquias de la pasión de Cristo, estuvieron presentes Valerio Marchesini, productor del video, el sacerdote Luigi Borriello, profesor del Instituto Pontificio de Espiritualidad Teresianum en Roma, el padre Claudio Nora, Asistente central de la Acción Católica para niños, Margherita Meo, hermana de Antonietta, el padre Piersandro Vanzan S.J., principal biógrafo de Nennolina, el sacerdote Mario Sensi, postulador de la causa, entre otros.
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Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo del padre cisterciense Simone Fioraso, superior de la comunidad cisterciense de la Santa Cruz en Jerusalén, quien destacó en Nennolina “su amor por la eucaristía” como ejemplo e “incentivo para los más pequeños”.
En seguida intervino el padre Nora recordando “la dimensión de la acogida del sufrimiento, acogida en una dimensión que se vuelve salvífica, y como tal, en esta niña, el camino de santidad personal”.
El padre Borriello se refirió a “la ternura de Dios” como una de las características que llamó su atención en Antonietta Meo. Asimismo afirmó que Dios nos muestra su ternura “a través de ciertas personas en lo cotidiano; la concretización del amor de Dios por nosotros se manifiesta en los santos”. Continuó diciendo que “Nennolina habla a los niños, y les dice que son objeto del amor privilegiado de Dios”.
A continuación los presentes asistieron a la reproducción del video. Inmediatamente después varios de los espectadores intervinieron sea agradeciendo, sea destacando aspectos de la vida de Antonietta e invitando a “utilizar” el testimonio de la Sierva de Dios para hacer llegar el mensaje del Evangelio a los pequeños y a los grandes.
Hacia el final de la presentación intervino también el procurador de la causa y contó a los presentes las últimas novedades de la causa de Antonietta Meo. “Tenemos dos milagros”, anunció, “y en la Congregación para la Causa de los Santos ya me han asegurado que la causa sigue adelante”. Seguidamente comentó brevemente el primer milagro, que tiene como protagonistas un matrimonio de los Estados Unidos cuyo hijo, estando por morir, encomendaron a la intercesión de Nennolina en una visita a Roma; al regresar a su país se dieron con la milagrosa sorpresa que su pequeño no corría mayor pelibro”.
Antonietta nació el 15 de diciembre de 1930, última de los cuatro hijos de la familia Meo. En el año 1936 le fue amputada una pierna por sufrir de Osteosarcoma. El 3 de julio de 1937 falleció tras varios días de agonía. A lo largo de su enfermedad Antonietta dio muestras de una fe madura, contenida hasta el día de hoy en las cartas que noche a noche dictaba a su madre dirigiéndolas a Jesús, a Dios Padre, al Espíritu Santo, a algunos santos de su devoción y a la Virgen María. Fue esta fe madura y su amor por Dios, así como una gracia particular desde lo alto, las que la llevaron a acoger con espíritu de esperanza y donación los sufrimientos que traía consigo su enfermedad. Sus últimos días estuvieron marcados por el ofrecimiento de sus dolores en el marco de una verdadera amistad con el Señor Jesús.