El Obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Frassia, destacó que frente al mundo de hoy, la Iglesia tiene que encontrar la manera más eficaz de comunicar el mensaje de Cristo, crucificado, muerto y resucitado, ya que “es una verdad que no se puede callar”.
Añadió que si bien algunas cosas han cambiado en los últimos años, “las cosas esenciales no cambian nunca, lo que se trasforma son los modos, las maneras, los lenguajes, pero el contenido es el mismo”.
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El Prelado indicó que la misión de cada uno “no empieza en la sociedad o en los otros”, sino que parte de la experiencia personal de conversión, porque “si yo no me convierto, no puedo ser mensajero. Si yo no me caigo del caballo ante mi soberbia, no puedo llevar la buena nueva a los demás. Como le pasó a Pablo: Dios lo tumbó del caballo de la soberbia, y después fue que recibió la misión".
Mons. Frassia señaló también que quien descubre su misión y el sentido de su vida, la vive con entusiasmo, con fuerza y con garra. Al no descubrirla su existencia es vacía, chata, sin color, y Dios quiere que nosotros "vivamos una vida con mucho color”.
dar razón de su fe en todo los ámbitos