El Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, Mons. Hugo Barrantes, descartó que la Iglesia renuncie al derecho de impartir la educación religiosa católica en el país y recordó “que pertenece al pueblo costarricense, en su mayoría católico” decidir la modalidad con que ha de enseñarse la religión.
Los obispos costarricenses han recibido por parte del Estado la responsabilidad de la educación religiosa en un país mayoritariamente católico. Sin embargo, la Universidad Nacional (UNA) ha reclamado la posibilidad de que su Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión pueda impartir estos cursos en escuelas y colegios en un marco no "confesional ni católico".
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En esta coyuntura, Mons. Barrantes dirigió una carta al Consejo Universitario de la UNA en la que asegura que los obispos protegerán su derecho “de seleccionar a los profesores que han de enseñar la doctrina católica a los estudiantes católicos, por encargo del Estado. No podríamos renunciar a ese derecho sin renunciar al mismo tiempo a las graves obligaciones que Jesucristo nos encomendó en el cumplimiento de nuestra misión”.
El también Arzobispo de San José, lamentó que la UNA haya expuesto su pedido “desde una perspectiva que no armoniza con los más preciados valores de la comunidad nacional y desconoce nuestras verdaderas raíces históricas y el significado de la Iglesia Católica en el establecimiento de la institucionalidad costarricense”.
“Además, responde a un enfoque unilateral sin que hubiese mediado intervención de las autoridades responsables de la educación pública costarricense ni de la Iglesia Católica, por lo que parece que su fundamentación se limita al particular punto de vista de los directores y personal de la Escuela Ecuménica de Ciencias de la Religión de la UNA”, denunció.
Asimismo, lamenta que el Consejo Universitario atribuya a la Iglesia “prácticas excluyentes y discriminatorias”, cuando ésta “no ha usurpado a nadie el derecho de enseñar el catolicismo en las entidades públicas”.
El Arzobispo recordó que la Iglesia “fue invitada a hacerlo, porque la sociedad costarricense y el Estado reconocieron y reconocen en ella una fuente que alimenta los valores y virtudes permanentes de nuestra nacionalidad en sus múltiples acciones”.
En este sentido, precisó que algunas leyes “favorecen a los evangélicos y perjudican a los católicos, en otras es a la inversa. Basta mencionar que existen partidos confesionales protestantes y diputados electos gracias al proselitismo religioso, mientras que a los católicos les está vedado ese procedimiento. Si se produjera el intento de un partido proselitista católico, seríamos los primeros en prohibirlo”.
existe el peligro de que se discrimine