El Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, Cardenal Julio Terrazas Sandoval, exhortó a los bolivianos a derribar losmuros de separación” que impiden construir una auténtica paz, pero añadió que la justicia, que es uno de sus requisitos, no se logra con sólo “repetir palabras bonitas”.

Durante la Misa dominical, el Purpurado recordó los difíciles momentos por los que atravesó Bolivia, los cuales, indicó, demuestran qué tan frágil es el país. “Cualquier cosa nos derrumba y nada podemos hacer de constructivo, de auténtico, de verdadero si no ponemos a Dios en el centro de nuestra vida”, afirmó.

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El Cardenal Terrazas advirtió que con la ascensión de Eduardo Rodríguez como nuevo Presidente no culmina la labor pacificadora, porque los problemas que enfrenta Bolivia requieren de un trabajo más profundo que la lleven a una verdadera reconciliación.

Añadió que sólo construyendo “fuentes de unidad”, de amistad y solidaridad, los bolivianos podrán sentirse realmente pueblo de Dios “y no islas separadas por muros altísimos que nos impiden mirarnos y conocernos como hermanos”.

Asimismo, el Arzobispo agradeció a quienes oraron por la paz de Bolivia, en especial a la Conferencia Episcopal de Chile, que exhortó a la feligresía local a rezar por el país vecino.

Violencia no lleva a la justicia

Por otro lado, durante la Misa por la Paz, el Purpurado señaló que si bien la paz requiere de la justicia para poder realizarse, ésta no se construye a través de la lucha entre hermanos.

La paz no se consigue con las armas, indicó, “la paz que viene realmente de Dios (...) viene a través de aquello que Dios quiere para todos: el respeto de la dignidad de sus hijos”.

Asimismo, pidió a las autoridades dar seguridad a los ciudadanos, sin olvidar que ella “no se impone con el odio como modo de vivir, porque no es la represión la manera de imponer la paz”.

Sobre la justicia, el Cardenal Terrazas explicó que “es una causa y un proyecto que el Señor ha puesto en nuestras manos” para el beneficio de todos. Sin embargo, advirtió que no es suficiente repetirpalabras bonitas” sino trabajar para que las mismas “se conviertan en hechos”.

Finalmente, recordó a los católicos que “el Señor nos llama a la reconciliación” porque “ese es el signo que tenemos que dar de nuestra fe: perdón y misericordia al alcance de todos” sin excluir a nadie.