Al presidir el Angelus dominical desde la ventana de su estudio, el Papa Benedicto XVI pidió a los sacerdotes que nada se anteponga a su amor a Jesús.

En sus palabras iniciales el Santo Padre hizo referencia a la Solemnidad del Santísimo Corazón de Jesús explicando como “en el lenguaje bíblico el ‘corazón’ indica el centro de la persona, la sede de sus sentimientos y de sus intenciones” recordando así que “en el corazón del Redentor nosotros adoramos el amor de Dios por la humanidad, su voluntad de salvación universal, su infinita misericordia”.

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Antes de iniciar la oración del Ángelus afirmó que “el corazón que más que cualquier otro se asemeja al de Cristo es, sin duda, el corazón de María” encomendando a su Corazón Inmaculado para que el mundo entero “experimente el amor misericordioso de Dios y conozca la verdadera paz”.

Asimismo hizo referencia a la Jornada Mundial por la santificación de los sacerdotes, mencionándola como “ocasión propicia para que los presbíteros no antepongan nada al amor de Cristo”.