El Papa Benedicto XVI aseguró que los testimonios de las dos nuevas beatas de la Iglesia Católica “nos ayudan a comprender mejor el sentido y el valor de nuestra vocación cristiana".
Al recibir a los peregrinos que participaron el sábado 14 de mayo en la beatificación de las religiosas Ascensión del Corazón de Jesús Nicol Goñi (España) y Marianne Cope (Estados Unidos), el Pontífice señaló que ambas fueron "testigos ejemplares de la caridad de Cristo”.
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Dirigiéndose a las Dominicas Misioneras del Rosario, fundadas por la beata española, pidió "que a ejemplo de su beata fundadora nos ayudan a revivir, en nuestro tiempo, el espíritu de Santo Domingo".
"Mantened viva la experiencia de la cercanía de Dios en la vida misionera –‘¡Qué cerquita se siente a Dios!’, decía la Madre–, el espíritu de fraternidad en vuestras comunidades dispuestas a ir donde más os necesite la Iglesia, con el estilo emprendedor que llevó a la Madre Ascensión hasta las agrestes tierras del Vicariato de Puerto Maldonado" en Perú, indicó.
El Santo Padre saludó después a los peregrinos de este vicariato apostólico y de otras regiones peruanas, "que vieron florecer un fruto precioso de genuina evangelización, cultivado con esmero especialmente por manos femeninas", y a los que han venido de Navarra, tierra natal de la nueva beata, y de otras partes de España.
De la beata Marianne Cope recordó que "en 1862 entró en la Congregación de las Misioneras Franciscanas de Syracuse (Estados Unidos), donde se empapó de la espiritualidad específica de San Francisco de Asís, dedicándose incondicionalmente a las obras espirituales y corporales de misericordia".
Benedicto XVI recordó que la Madre Cope aceptó la invitación del Obispo de Honolulu para ir a Hawai a atender a los leprosos y "durante 35 años, hasta su muerte en 1918, la nueva beata dedicó su vida al amor y al servicio de los leprosos en las Islas de Maui y Molokai".
Sólo la perspectiva de la fe nos capacita para comprender su testimonio