En su primer encuentro con los miembros del cuerpo diplomático acreditados en el Vaticano, el Papa Benedicto XVI señaló que la experiencia de haber conocido la guerra lo compromete especialmente en trabajar por el diálogo entre los pueblos para conservar la paz.
"Vengo de un país cuyos habitantes desean de todo corazón la paz y la fraternidad, sobre todo las desean aquellos que como yo han conocido la guerra y la separación entre los hermanos pertenecientes a una misma nación, a causa de ideologías devastadoras e inhumanas que, encubiertas de sueños e ilusiones, hicieron pesar sobre las personas el yugo de la opresión. Comprenderéis, por tanto, que soy particularmente sensible al diálogo entre todos los seres humanos, para superar todas las formas de conflicto y tensión y para hacer que nuestra tierra sea una tierra de paz y de fraternidad", indicó el Pontífice ante los diplomáticos.
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Según el Papa, todos "están llamados a realizar una sociedad pacífica, para vencer la tentación de choques entre culturas, etnias y mundos diferentes. Para ello, todos los pueblos deben servirse de los mejores valores del patrimonio cultural y espiritual que los caracterizan".
"Para proseguir en esta dirección –explicó Benedicto XVI–, la Iglesia no cesa de proclamar y defender los derechos humanos fundamentales, desgraciadamente violados todavía en diversas partes del mundo, y actúa para que se reconozca el derecho de todo ser humano a la vida, a la alimentación, a la vivienda, al trabajo, a la asistencia sanitaria, a la protección de la familia y a la promoción del desarrollo social, en el respeto de la dignidad del hombre y la mujer, creados a imagen de Dios".