Al celebrar la Misa con la que tomó posesión de la Basílica de San Juan de Letrán y su cargo de Obispo de Roma, el Papa Benedicto XVI meditó sobre el misterio de la Ascensión de Cristo y aseguró que Él "no se ha alejado de nosotros, sino que ahora, gracias a su estar con el Padre, está cerca de cada uno de nosotros, por siempre”.
En su homilía explicó que este misterio “significa que Él no pertenece más al mundo de la corrupción y de la muerte que condiciona nuestra vida. Significa que Él pertenece completamente a Dios. El hombre encuentra un espacio en Dios; a través de Cristo, el ser humano ha sido llevado hasta la misma vida de Dios".
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También destacó que “el Señor se encuentra siempre a nuestro alcance, podemos alejarnos de Él interiormente. Podemos vivir dándole la espalda. Pero Él nos espera siempre, y está siempre cerca de nosotros”.
Asimismo destacó que “el Espíritu Santo será fuerza para los discípulos, será guía para alcanzar toda la Verdad”.
“En Jesús, Dios se ha donado totalmente a sí mismo, nos ha donado todo- agregó. Pero nuestra capacidad de comprender es limitada, por ello la misión del Espíritu Santo es la de introducir a la Iglesia siempre en un nuevo modo, de generación en generación, en la grandeza del misterio de Cristo”, agregó.
Asimismo, aseguró que "en la Eucaristía, nosotros mismos aprendemos el amor de Cristo. Ha sido gracias a este centro y corazón, gracias a la Eucaristía, que los santos han vivido, llevando el amor de Dios en el mundo en modos y formas siempre nuevas”.
Al final de su homilía, el Papa definió la Iglesia como “aquella red en la que todos nosotros, recibiendo al mismo Señor, somos un solo cuerpo y abrazamos a todo el mundo. Presidir en la doctrina y presidir en el amor, al final, deben ser una cosa sola: toda la doctrina de la Iglesia, al final, conduce al amor. Y la Eucaristía, cual amor presente de Jesucristo, es el criterio de toda doctrina”.
Terminada la Santa Misa el Santo Padre se dirigió a la Basílica de Santa María la Mayor para venerar el ícono de la Beata Virgen María “Salus Populi Romani”.