En su primer rezo del Regina Coeli desde la ventana de su estudio, el Papa Benedicto XVI recordó la memoria litúrgica de San José Obrero, rezó para que no falte el trabajo en el mundo y pidió a los trabajadores testimoniar el Evangelio en sus labores cotidianas.
“Es necesario testimoniar en la sociedad hodierna ‘el Evangelio del trabajo’. Deseo que no falte el trabajo necesario especialmente para los jóvenes, y que las condiciones laborables sean siempre más respetuosas de la dignidad de la persona humana”, indicó el Pontífice.
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El Papa recordó ante los miles de peregrinos que se congregaron en la Plaza de San Pedro que la memoria de San José Obrero fue instituida para “resaltar la importancia del trabajo y de la presencia de Cristo y de la Iglesia en el mundo obrero”.
En el primer domingo de mayo, mes de la Virgen María, Benedicto XVI recordó al difunto Pontifice Juan Pablo II quien “de domingo en domingo ha acompañado por más de un cuarto de siglo la historia de la Iglesia y del mundo y nosotros continuamos sintiéndolo más cercano que nunca”.
Asimismo manifestó una vez más su agradecimiento a “cuantos me han sostenido en estos días con la oración y a cuantos me han enviado mensajes y felicitaciones de todas partes del mundo”.
Se dirigió particularmente a los miembros de las Asociaciones Cristianas de Obreros Italianos invitándolos a “continuar viviendo la elección de la ‘fraternidad cristiana’ como valor por encarnar en el campo del trabajo y de la vida social, para que la solidaridad, la justicia y la paz sean los pilares sobre los cuales construir la unidad de la familia humana”.
Recordando una vez más al Papa Juan Pablo II, el Santo Padre dijo que “nos enseñó con la palabra y el ejemplo a contemplar a Cristo con los ojos de María”.
Finalmente, Benedicto XVI dirigió su pensamiento a “todos los pueblos que sufren a causa de la guerra, enfermedades y pobreza. Por todas estas naciones imploro el don de la concordia y la paz”.