Aunque el Ministro de Sanidad francés, Philippe Douste-Blazy, insiste en que no se ha instaurado la eutanasia, el Senado francés aprobó una ley que promueve en el país el derecho “a dejar morir”, que permite a un paciente con alguna enfermedad incurable o en fase terminal, solicitar que se termine su tratamiento para acelerar su muerte.
El texto, que fue aprobado en primera instancia el 30 de noviembre pasado por la Asamblea Nacional, señala que cuando una persona “en fase avanzada o terminal de una enfermedad grave e incurable decide limitar o suspender todo tratamiento, el médico deberá respetar su voluntad después de haberle informado de las consecuencias de su elección”.
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La ley establece que si el paciente se encuentra inconsciente, la decisión podrá ser tomada entre “la persona de confianza” del enfermo y el equipo médico.
La polémica se inició en Francia cuando en el año 2003, Vincent Humbert, un joven tetrapléjico de 23 años, protagonizó un suicidio asistido que lo convirtió en el símbolo de los partidarios de la eutanasia como “derecho a morir”.
Luego de este hecho, el Parlamento creó una comisión que elaboró el proyecto de ley recién debatido.
Los partidarios de la eutanasia, sin embargo, no consideran que la ley sea suficiente, porque no contempla a pacientes como Humbert que no era un enfermo en fase terminal. La polémica norma prevé que el paciente puede negarse a ser alimentado artificialmente o a recibir medicamentos. Incluso, si luego de “un plazo de tiempo razonable”, la persona insiste en su pedido, el médico podrá retirar la sonda gástrica y aplicarle hasta que muera un tratamiento paliativo que evite su sufrimiento.