El Arzobispo de la Plata, Mons. Héctor Aguer, señaló que el Papa Juan Pablo II transmitió la luz del misterio de Cristo sobre “la vida concreta de la sociedad contemporánea”, y de allí partió su férrea defensa “de la dignidad de la persona y de sus derechos fundamentales”.
Durante la Misa de sufragio por el eterno descanso del Pontífice, Mons. Aguer afirmó que la irradiación personal del Santo Padre llegó a todos, pero especialmente a las gentes sencillas que “lo han sentido próximo”. Agregó que Juan Pablo II cautivó “a los sabios y poderosos de este mundo”.
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Ante cientos de feligreses reunidos en la Catedral, el Arzobispo dijo que el Papa supo enfrentar los desafíos que le planteaba “un siglo torturado” y dramático, así como “el pasaje incierto a un nuevo milenio”.
“Juan Pablo II conoció de cerca en su juventud la brutalidad del paganismo nazi y denunció la devastación humana provocada por el totalitarismo comunista”, recordó Mons. Aguer. Añadió que a la vez que denunciaba el vacío espiritual que el ateísmo causaba en las personas, también advirtió “sobre las carencias humanas del capitalismo”, con “sus consecuencias despiadadas de explotación y semi-esclavitud”.
El Santo Padre, prosiguió Mons. Aguer, también advirtió sobre las consecuencias del relativismo posmoderno, el mal uso de la libertad humana, y que “una democracia sin valores se convierte fácilmente en un totalitarismo desembozado o encubierto”.
“En los areópagos del mundo contemporáneo habló desde el corazón mismo de la fe”, destacó.
El Prelado explicó que Juan Pablo II exhibió “la verdad sobre el hombre, a la luz del misterio de Dios Uno y Trino, de la revelación plenaria de Cristo”.
fue un cabal hombre de Dios