El Nuncio Apostólico en La Habana, Mons. Luigi Bonazzi, recordó ante Fidel Castro los pedidos del Papa Juan Pablo II de mayor libertad y diálogo “entre todos los grupos que integran el pueblo cubano”.
El Arzobispo dijo estas palabras durante la visita que Castro realizó a la sede de la Nunciatura, donde firmó el Libro de Condolencias por el fallecimiento del Papa. En su discurso, Mons. Bonazzi rememoró algunas de las expresiones de Juan Pablo II durante su visita a Cuba en 1998.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
“Que Cuba se abra con todas sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba”, recordó el Nuncio. Destacó que tras la visita a la isla, Juan Pablo II “quedó profundamente impresionando, asombrado, por la admirable manifestación de afecto que recibió del pueblo cubano”.
Así, Mons. Bonazzi señaló que durante la presentación del nuevo embajador de Cuba ante la Santa Sede, en enero pasado, el Papa expresó las demandas de la Iglesia en el país y la necesidad de un mayor diálogo entre las partes.
Por su parte, el Arzobispo de La Habana, Cardenal Jaime Ortega, afirmó durante la Misa celebrada en la Catedral en honor al Santo Padre, que Juan Pablo II llegó a Cuba “como mensajero de verdad y esperanza”. Agregó que el Papa fue un hombre que “trabajó sin descanso por la paz en el mundo” y un “apasionado de la verdad”.
“La Iglesia y el mundo pierden a un hombre referencial en su firme postura ética y en su capacidad de mirar la hora presente de la humanidad con misericordia”, afirmó.
Destacó que el Papa fuese un gran comunicador, a pesar de que en Polonia, su país natal y entonces controlado por el régimen comunista, “no tuvo posibilidad de acceso a los medios de comunicación sino en raras ocasiones”.
Asimismo, al saludar a Castro, el Purpurado le expresó la “gratitud” de la Iglesia “por el modo tan sentido con que ha sido acogido el deceso” del Pontífice.
La Catedral estuvo abarrotada por miles de fieles, así como por autoridades del régimen cubano.
Previamente, durante su visita a la Nunciatura, Fidel Castro calificó al Papa de “infatigable batallador por la amistad entre los pueblos, enemigo de la guerra y amigo de los pobres”. “Nos duele tu partida, inolvidable amigo, y deseamos con fervor que tu ejemplo perdure”, escribió en el Libro de Condolencias.
Son pocas las ocasiones en que Castro participa en una Misa pública, la anterior fue el 25 de enero de 1998, presidida por Juan Pablo II en la Plaza de la Revolución.