En un emotivo mensaje Pascual, leído al inicio de la Vigilia Pascual celebrada en la Basílica de San Pedro por el Cardenal Joseph Ratzinger, el Papa Juan Pablo II envió sus cálidos saludos pascuales a todos los cristianos, y los exhortó a testimoniar ante el mundo el amor de Cristo resucitado.
En su mensaje, el Pontífice dice textualmente:
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¡Queridos hermanas y hermanos!
Al fin del camino penitencial de la Cuaresma y después de haber meditado en los días pasados la dolorosa pasión y la dramática muerte de Jesús en la cruz, celebramos esta noche singular el misterio glorioso de su resurrección.
Gracias a la televisión, puedo seguir desde mi departamento la sugestiva Vigilia Pascual, que el Cardenal Joseph Ratzinger preside en la Basílica de San Pedro. A él envío mi fraterno saludo, que extiendo a los otros Cardenales, Arzobispos y Obispos presentes. Con afecto saludo también a los sacerdotes, religiosos, religiosas y a los fieles reunidos en torno al altar del Señor, con un pensamiento especial para los catecúmenos que, durante esta santa Vigilia, se preparan a recibir los sacramentos del Bautismo, de la Confirmación y de la Eucaristía.
Verdaderamente esta noche es extraordinaria, en la cual la luz fulgurante de Cristo resucitado vence de modo definitivo el poder de las tinieblas del mal y de la muerte, y enciende en los corazones de los creyentes la esperanza y el gozo. Queridos, guiados por la liturgia, pidamos al Señor Jesús para que el mundo vea y reconozca que, gracias a su pasión, muerte y resurrección, aquello que estaba destruido se reconstruye, aquello que había envejecido se renueva y todo regresa, más hermoso que al inicio, a su integridad original.
Con gran cordialidad formulo para todos fervientes saludos, y aseguro recordarlos en la oración para que el Señor resucitado haga llegar a cada uno de ustedes y a vuestras familias y a la comunidad el don pascual de su paz. Acompaño mis sentimientos con una especial Bendición Apostólica.
Vaticano, 26 de marzo del 2005, Vigilia Pascual