La Conferencia Nacional de Obispos Católicos (USCCB) lanzó una gran campaña nacional para eliminar la pena de muerte en el país, según declararon en conferencia de Prensa realizada en el National Press Club de esta ciudad.
Los obispos informaron que “la campaña católica trabajará para construir una conciencia pro-vida, haciendo que los legisladores defiendan la vida, no que la tomen. Esta causa no es nueva, pero la campaña sí. Quiere lograr unidad, mayor energía y dedicación; y una renovada exhortación a la gente y a sus líderes para que la pena de muerte en Estados Unidos sea eliminada”.
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En la conferencia de prensa, John Zogby informó los resultados de una encuesta realizada últimamente entre los católicos en Estados Unidos con respecto a la pena de muerte. “Encontramos que el apoyo a la pena de muerte entre los católicos estadounidenses ha descendido en los últimos años. En encuestas pasadas, el apoyo de los católicos para esta pena estaba en 68 por ciento. En la encuesta de noviembre, encontramos que menos de la mitad de católicos adultos (48 por ciento) la apoya, mientras que el 47 por ciento se opone a ella”. Zogby también informó algunos datos interesantes a tener en cuenta: Mientras más asistan a misa, menos probable será que los católicos apoyen la pena de muerte; mientras más jóvenes son, menos probable será que la apoyen; y un tercio de los católicos que alguna vez la apoyaron, ahora se opone a ella.
Entre las razones principales que dieron para oponerse a la pena capital, estaba el “respeto por la vida”. Dos de cada tres (63 por ciento) están bastante preocupados por lo que la pena de muerte “nos hace como personas y como país”.
Otra de las asistentes a la conferencia de prensa fue Bud Welch, cuya hija murió en el atentado de Oklahoma. Ella declaró que “mi convicción es simple. Más violencia no es lo que Julie (su hija) hubiera querido. No me traerá a Julie de vuelta. Más violencia sólo hace a nuestra sociedad más violenta. La campaña católica para eliminar la pena de muerte es otro medio eclesial para decirle no a la violencia y a la cultura de muerte en que vivimos”.
Como ejemplo de los muchos errores que existen en la aplicación de la pena de muerte en el país, Kirk Bloodsworth contó su historia: “Pasé ocho años, once meses y 19 días tras las rejas antes de que un examen de ADN comprobara mi inocencia. Desde 1973, más de 100 personas han sido exoneradas de la pena de muerte luego de haberles retirado los cargos. Mi caso y el de otros pudo haber terminado en la muerte, pues estaba condenado a morir”.
Gail Quinn, Directora Ejecutiva del Secretariado de actividades Pro-vida, afirmó que “esta causa une nuestras causas sociales y pro-vida en defensa de la vida humana y su dignidad. Debemos respetar la vida humana en cada una de sus etapas. Espero que los católicos defiendan sus creencias y que la pena de muerte cese en este país”
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