Este Viernes Santo a las 7:15 p.m. -hora de Roma- el Coliseo Romano, lugar otrora del martirio de cristianos, se convertirá nuevamente en el escenario de la Vía Dolorosa, donde resonarán las reflexiones del Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la congregación para la Doctrina de la Fe.
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La celebración en el Coliseo será presidida, en lugar del Papa Juan Pablo II, por el Cardenal Camillo Ruini, Vicario del Pontífice para la ciudad de Roma.
Los textos de las meditaciones, sin embargo, serán los del Cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
“El Vía Crucis es un camino que se adentra en el misterio eucarístico”, donde “la devoción popular y la piedad sacramental de la Iglesia se enlazan y compenetran mutuamente”, explica el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Joseph Ratzinger, en las reflexiones que mañana compartirá con ocasión del Viernes Santo.
En sus meditaciones, recuerda que Jesús en el Domingo de Ramos señaló que sólo si el grano de trigo cae a tierra y muere “dará mucho fruto”, interpretando su itinerario terrenal “como el proceso del grano de trigo”.
Además, “interpreta su vida terrenal, su muerte y resurrección, en la perspectiva de la Santísima Eucaristía, en la cual se sintetiza todo su misterio”, afirmó.
En el texto, el Cardenal Ratzinger indica que con este “ofrecimiento de sí”, el Señor se convierte “en el verdadero pan que se ofrece al hombre” y le da la vida eterna. Además, destacó que la oración del Vía Crucis “puede entenderse como un camino que conduce a la comunión profunda” con Jesús, “sin la cual la comunión sacramental quedaría vacía”.
Por otro lado, el Purpurado señala que si bien los Padres de la Iglesia enseñan que “una carencia básica de los paganos” era “su insensibilidad”, advierte que vivir el recorrido de las catorce estaciones debe ser más “una escuela de fe” que una experiencia sentimental; pero sin descartar la compasión ante el dolor ajeno, en este caso el dolor que experimenta el Señor en su camino al Gólgota.
“El Dios que se ha hecho hombre para llevar nuestra cruz, quiere transformar nuestro corazón de piedra y llamarnos a compartir también el sufrimiento de los demás; quiere darnos un ‘corazón de carne’ que no sea insensible ante la desgracia ajena, sino que sienta compasión y nos lleve al amor que cura y socorre”, explica.
Finalmente, en la presentación de sus meditaciones el Cardenal Ratzinger destaca que el mismo Cristo nos interpreta el sentido del Vía Crucis, que es “el camino del amor verdadero”, de entregar la propia vida por la salvación de los demás.
Las meditaciones y oraciones del Cardenal Ratzinger se encuentran en http://www.aciprensa.com/Semanasanta/viacrucis05.htm