En la Diócesis de Cienfuegos, Cuba, un millar de peregrinos se reunió el sábado en la Catedral local para celebrar con el Obispo local, Mons. Emilio Aranguren Echeverría, la fiesta de San José en una solemne Eucaristía.
Luego de invitar a los fieles a orar por la salud del Papa Juan Pablo II y el Arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. Pedro Meurice Estiú, Mons. Aranguren recordó que en San José debemos encontrar un modelo de vida que nos ilumine, fortalezca y anime en el caminar. “José fue un hombre creyente que, a partir de su experiencia de fe, supo afrontar los momentos que podemos considerar como ‘difíciles’ o ‘de prueba’ que, en la vida de todo ser humano, son aquellas en las que, verdaderamente, se descubre la fortaleza y dignidad que marcan la identidad que cualifica a la persona".
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"En San José no fueron situaciones físicas, de enfermedad, sino situaciones personales, familiares y sociales, en las que tuvo que tomar decisiones y asumir el peso de la responsabilidad, como parte de la misión que Dios le encomendaba. Por ejemplo, ese momento de profunda intimidad en que San José es capaz de acoger a María, como esposa, estando ella embarazada. Esta respuesta sólo se apoya en la fe que José deposita en la seguridad de las promesas y designios de Dios. Pensemos en todo lo que supone esta actuación, no sólo de cara a la repercusión social, sino en cuanto a la vocación a la que Dios lo llama. ¡San José es un modelo de vida para todo hombre creyente!”, indicó el Obispo.
Recordó también el Prelado que ante los problemas “José no va a ser una persona de brazos cruzados, en espera de que otros le ofrezcan la solución o la orientación de lo que hay que hacer. ¡También esto es modelo de fe para un hombre creyente al ser un hombre inquieto, en búsqueda, con iniciativas prácticas y factibles porque, a través de su actuar, Dios está actuando!. San José no fue el hombre de dejar las cosas para luego, esperar a mañana, porque su fe le hacía descubrir que, en su tiempo como persona, Dios estaba actuando en el tiempo de la humanidad”.
Señaló también que San José es modelo de generosa acogida. “La fe en Dios enriquece a la persona en su comportamiento, en su carácter, en su modo de ser y, no nos debe llamar la atención que San José, hombre activo, también sea el hombre acogedor, capaz de recibir a los pastores y mostrarles, junto con María, al Emmanuel. Esto no es sólo cortesía, sino que habla de la riqueza del corazón, disposición para compartir, capacidad de diálogo".
"¡San José fue un hombre acogedor, educado, dispuesto a compartir y a conversar como hizo con los pastores y, pienso, que igual habrá hecho con aquellos sabios extranjeros!”, indicó.
Destacando el especial modelo de paternidad de San José recordó especialmente a los padres de familia que “un padre no sólo le da al hijo o a la hija rasgos genéticos, ni sólo cumple su misión ofreciéndole el sustento o apoyo económico, sino que, un buen padre es capaz de transmitirle a su hijo una identidad, un modo de ser y de comportarse, unos criterios fundamentales para actuar, una personalidad, la fe en Jesucristo y el amor a la Iglesia!. Gracias a Dios hoy hay muchos de los que se puede decir algo muy similar a lo que se dijo de Jesús, porque han tenido un padre a la altura de San José!”, concluyó el Obispo.