El bibliotecario de la Santa Sede, Cardenal Jean-Louis Tauran, representó al Santo Padre, en la inauguración del nuevo “Museo de Historia del Holocausto” en el Memorial de Yad Vashem, en Isarael.
En el discurso pronunciado ayer, el Cardenal aseguró a los presentes "la cercanía espiritual del Papa Juan Pablo II, así como la solidaridad de la Iglesia Católica". El Papa visitó Yad Vashem el 23 de marzo de 2000 durante su peregrinación a Tierra Santa. Yad Vashem es un monumento dedicado a la memoria de las víctimas del Holocausto y en su interior se encuentran, entre otras cosas, diversas urnas con las cenizas de las víctimas de los campos de concentración.
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El Cardenal Tauran dijo que "el edificio que acabamos de inaugurar representa, para el mundo entero, una advertencia, un testimonio y un llamamiento. Al asumir la inmensidad de los sufrimientos de los judíos, nos encontramos frente a frente con la obligación de estar alerta, con la necesidad de rechazar la indiferencia y con el vacío aterrador de un mundo sin Dios".
El Purpurado recordó el mensaje de Juan Pablo II del 15 de enero de 2005, para la celebración del 60 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. "El Santo Padre –afirmó el Cardenal- repite una vez más esta mañana a cuantos están dispuestos a escucharle, que cuando recordamos 'el horrible crimen perpetrado contra la nación judía', que fue el Holocausto, lo hacemos porque 'estos terribles hechos son para los hombres y mujeres contemporáneos un llamamiento a la responsabilidad para construir nuestra historia'".
"La Iglesia Católica, respetando la unicidad del judaísmo y permaneciendo ligada en la fe a su herencia, enseña que no hay lugar ni motivo para odiar a los judíos. Sería un pecado contra Dios y contra la humanidad" concluyó el Cardenal Tauran.