Contemplar el drama de la violencia juvenil y callar es “una postura anti evangélica y nada patriota”, advirtió el Responsable del Departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal Hondureña, Mons. Rómulo Emiliani, ante la ola de violencia que golpea al país y que ha costado la vida de miles de jóvenes.

A través de un comunicado, el también Obispo Auxiliar de San Pedro de Sula, denunció que más de dos mil 500 jóvenes menores de 23 años han sido asesinados desde 1998 por diferentes motivos, sea por ajustes de cuentas entre pandilleros, venganzas y otros factores que inciden “en este cruel drama en el cual se desangra Honduras”.

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En el texto, el Prelado califica de “genocidio actual” la situación que se vive y señala que todo aquel que guarde silencio se convierte en cómplice.

“Son jóvenes estudiantes, policías, pandilleros, obreros y campesinos los que son acribillados en nuestros pueblos y ciudades y miles de madres y familiares lloran sus pérdidas irreparables”, lamenta el Obispo.

Mons. Emiliani indica que si a esto se añade el consumo de alcohol y drogas, el desempleo, la crisis familiar y el ambiente de corrupción, vemos como la juventud hondureña es llevada “a un patíbulo donde le están cercenando la cabeza, decapitando el futuro de nuestro país”.

Ante esta situación, señala que es necesario que el país se comprometa en el rescate de los valores y el aprecio por el don de la vida como algo sagrado. Explica que para ello es necesario intensificar la evangelización del pueblo y promover los grupos juveniles, que son ya una realidad en las parroquias.

En el texto, Mons. Emiliani exige a los gobernantes apresar “a los que asesinan jóvenes por cualquier motivo” e investigar quiénes están detrás de estos crímenes. Además, enfatizó, se debe propiciar el desarrollo de la juventud a través de una mayor educación, la promoción de empleos dignos e incentivando la vida familiar.

El comunicado también llama a transformar las estructuras sociales y económicas para luchar contra la pobreza y la violencia, además de combatir al narcotráfico, el excesivo consumo de alcohol y la promiscuidad sexual en la que se ven inmersos muchos jóvenes.

El Prelado aclaró que “nunca podremos justificar un delito”, pero existen causas que llevan a los jóvenes a delinquir. Por ello, añadió, se requiere “promover programas de rehabilitación en los presidios y en centros especializados” donde se encuentran recluidos.