En una carta entregada por el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado, al nuevo embajador de Senegal ante la Santa Sede, Félix Oudiane, el Pontífice pidió a esta nación seguir trabajando por la concordia y la reconciliación nacional.
En el discurso que el Purpurado entregó al Diplomático, el Papa expresa su alegría por “los resultados prometedores de los esfuerzos desplegados en vuestro país para fortalecer la paz civil en la nación y para eliminar todas las causas que pueden ser el origen de disensiones y enfrentamientos violentos. Es esencial que todos los habitantes puedan vivir en la seguridad y en la concordia”.
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El Santo Padre subraya que la paz “es primordial para que se realice la justa aspiración de los pueblos a una vida digna y solidaria. También es más necesario que nunca educar a las nuevas generaciones a los ideales de fraternidad, justicia y solidaridad”.
“El compromiso de Senegal en la búsqueda y la consolidación de la paz en Africa es conocido y apreciado por la comunidad internacional”.
Africa, continúa el Papa, “tiene una necesidad urgente de paz y estabilidad. La violencia jamás será una solución satisfactoria para resolver los desacuerdos entre los grupos humanos. La valentía y la perseverancia son los caminos más eficaces para lograr una auténtica reconciliación”.
“A pesar de las dificultades inevitables propias de la coexistencia entre comunidades humanas diferentes, el diálogo permite reconocer la riqueza de su diversidad”; expresa el Pontífice; y subraya que la necesidad de que “halle su expresión concreta en una convivencia auténtica entre las comunidades para servir al bien común de la única familia humana”.
“Todavía –agrega–queda un largo camino por recorrer juntos, el del conocimiento recíproco, el perdón, la reconciliación, mediante colaboraciones habituales que contribuyan a construir una sociedad pacificada y fraterna”.
El Santo Padre se dirige al final a la comunidad católica de Senegal, invitándola a “estar siempre unida a sus obispos, para que resplandezca cada vez más el amor de Cristo, compartiendo con todos la alegría y la paz que no cesa de recibir de Dios”.
“El Evangelio llama a todos los discípulos de Cristo a trabajar sin descanso con todos los seres humanos de buena voluntad, a construir la unida de la familia humana, cuya fuente se encuentra en Dios”, concluye.