Víctima de un tumor cerebral y a los 80 años de edad, falleció ayer el querido Arzobispo Emérito de San José, Mons. Román Arrieta Villalobos, luego de dedicar enteramente su vida al servicio de la Iglesia en el país.
Según informó el vocero del Episcopado, Padre Glenm Gómez, Mons. Arrieta “es considerado uno de los personajes más relevantes en la historia patria de las últimas décadas”. Su tránsito a la Casa del Padre ocurrió en su casa de habitación, en compañía de su familia.
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El Arzobispo Emérito nació el 13 de noviembre de 1924 en San Antonio de Belén. El 12 de agosto de 1961, el Papa Juan XXIII lo eligió como primer Obispo de la recién creada Diócesis de Tilarán. En 1979, Juan Pablo II lo nombró Arzobispo de San José, destacando por su participación en la promoción, educación y fortalecimiento de los valores morales más nobles del pueblo costarricense.
Según recordó el Episcopado, como Arzobispo, Mons. Arrieta propuso y realizó, en íntima unión y colaboración con todos sus hermanos obispos de la Provincia Eclesiástica de Costa Rica, grandes proyectos ya consolidados, como el fondo común llamado Servicios Pastorales, la seguridad social del clero, una red de emisoras católicas, la remodelación y ampliación de las instalaciones del Seminario Central de San José, la construcción del edificio de las Conferencia Episcopal, y la construcción del edificio para el Curso Introductorio del Seminario Central en la Garita de Alajuela.
El Arzobispo fue intervenido quirúrgicamente el pasado 23 de diciembre, y desde esa fecha permaneció en su casa de habitación, manteniendo una relativa estabilidad hasta su deceso este martes a las 5:15 p.m.