La publicación Alfa y Omega recoge en su última edición el testimonio de Pedro Sarubbi, el actor que interpretó a Barrabás en la película La Pasión de Cristo, quien asegura haberse convertido durante el rodaje.
Sarubbi –que concedió una entrevista al diario italiano Avvenire– relató que quería interpretar a San Pedro pero el director Mel Gibson “había elegido a los actores basándose en su parecido con los personajes retratados en los cuadros de Caravaggio y otros pintores”.
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“Ya como Barrabás, Gibson me dijo que evitara mirar a Jim Caviezel –que encarnaba a Jesucristo– hasta la misma escena en que debíamos aparecer juntos. ‘Barrabás es como un perro feroz –me decía–, pero hay una ocasión en que se vuelve un cachorrillo: al encontrarse con el Hijo de Dios cuando se salva. Quiero que tu mirada sea la de aquel que ve por primera vez a Jesús’. Hice como él me había dicho, y cuando nuestros ojos se cruzaron sentí una especie de corriente; era como si mirase de verdad a Jesús. Nunca me había pasado una cosa parecida en todos mis años de carrera”, indicó.
Para Sarubbi, La Pasión “fue una experiencia no sólo profesional, sino, sobre todo, humana. No me avergüenzo de decir que, durante el rodaje, me convertí. Todos los actores que participamos en la película cambiamos un poco después de esa experiencia, pero yo he aprendido mucho más del film que en cualquier conferencia”.
El actor recordó que su búsqueda espiritual “comenzó hace muchos años, y me llevó a recorrer todo el mundo. He realizado una larga búsqueda antropológica, como hombre y actor. He sido instruído en las artes marciales del monasterio de Shaolín; permanecí en un monasterio tibetano durante seis meses con voto de silencio; he practicado la meditación en la India; y he vivido en la Amazonía. La meta final de esta búsqueda la he alcanzado con Jesús”.
Ahora, indicó, “hago todo lo posible por que esos ojos sigan siendo importantes para mí. Mi familia es lo primero de todo; y también hago de payaso para niños huérfanos. Por otro lado, está mi trabajo: enseño a manejarse en público a ejecutivos, enseño en varias escuelas para actores… Utilizo lo que llamo el método del guerrero, el sacerdote y el payaso: en la vida hay que ser fuerte y honesto, espiritual y bromista. Un hombre armónico y justo es también un actor justo”.
Alfa y Omega explica que a sus 43 años, Sarubbi “lleva treinta de carrera en el teatro –ha trabajado con los grandes, como Grotowski y Cantor–, en el cine –‘La mandolina del capitán Corelli’– y en la televisión”.