En un artículo publicado en su sitio web oficial, la International Planned Parenthood Federation (IPPF) –que administra la cadena de clínicas abortistas más grande del mundo–, propone a la Ministra de Salud de Perú, Pilar Mazzetti, como ejemplo para lograr que la píldora del día siguiente se venda sin prescripción médica en Estados Unidos.

La IPPF es uno de los organismos más interesados en que la píldora del día siguiente se venda sin receta en este país y promueve su uso en las naciones que prohíben el aborto quirúrgico, como Perú.

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En los últimos años, la IPPF a través del Instituto Peruano de Paternidad Responsable (INPPARES) ha impulsado el uso de este fármaco negando su efecto abortivo y solo durante la gestión de Mazzetti logró la inclusión total de la píldora en las políticas de salud pública.

Carmen Barroso, directora de la división occidental de la IPPF, critica en el artículo citado a Estados Unidos por no distribuir la píldora abortiva sin restricciones y presenta los casos de Perú y Ecuador como “ejemplo” para cambiar la política sanitaria estadounidense.

Barroso, defiende las ideas anti-familia de su organización y destaca a Mazzetti e INPARES por lograr que ahora la llamada anticoncepción oral de emergencia (AOE) sea “legal en el Perú y se puede recurrir a ella sin necesidad de la prescripción de un médico”.

Barroso presenta a la ministra peruana como modelo para combatir a “los conservadores, especialmente a la Iglesia Católica” que lideraron la oposición a la difusión del fármaco abortivo.

La funcionaria fundamenta su elogio a Mazzetti, en argumentos ya desechados como la supuesta relación entre la mayor difusión de la AOE y la reducción de los abortos clandestinos. Para la IPPF, como para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la muerte de un concebido –por el tercer mecanismo antiimplantatorio de la píldora del día siguiente– no constituye nominalmente un aborto.

En el texto, Barroso arremete contra la administración Bush y su decisión de no liberalizar la AOE, alegando que “si países profundamente religiosos como Perú y Ecuador, donde casi el 90 por ciento de los habitantes son católicos, pueden aplicar una política ‘humana’ y progresista que incluye la anticoncepción de emergencia, ¿por qué no puede entonces Estados Unidos?”.

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