El Arzobispo de La Plata, Mons. Héctor Aguer, señaló que el ayuno cuaresmal, cuando es entendido en su sentido espiritual, sirve para combatir el consumismo que valora el tener sobre el ser de la persona.
En el programa Claves para un Mundo Mejor, el Prelado explicó que lo superfluo es aquello que no necesitamos y podría usarse para el bien común y así ayudar a los más necesitados.
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Mons. Aguer recordó que el espíritu de la Cuaresma no consiste en prácticas sin sentido, sino en aquellas que transforman nuestro corazón para estar al servicio de los hermanos, “en especial los que más nos necesitan”
Sobre el consumo, el Arzobispo explicó que éste es parte del proceso económico, pero aclaró que el consumismo es “un comportamiento patológico” que impone “una necesidad ficticia de tener ciertas cosas”. Añadió que casi siempre el protagonista no lo advierte “y eso se va convirtiendo en un estilo de vida”.
El Prelado indicó que este impulso “puede llevar también a endeudarse y esto pasa en todos los niveles sociales”. Mons. Aguer aclaró que no culpa de esta situación a la publicidad en general, pero señaló que muchas veces se la usa para, hasta con malas artes, “imponer determinados productos”.
En su alocución semanal, el Arzobispo de La Plata explicó que se puede aceptar que aquellos que tienen mucho dinero, se den “el lujo de tener cosas exquisitas o de comprar lo superfluo”, pero advirtió que el consumismo cala incluso en los más pobres, que se ilusionan con cosas que no son “de uso común en una sociedad” ni corresponden “a la dignidad de un ser humano”.
Explicó que esta “patología consumista”, que se da a nivel individual y social, desencadena “una serie de sentimientos” como el egoísmo, la envidia y el deseo de poder, sin importarle “este contraste pavoroso” entre aquellos que tienen mucho y quienes están sumidos en la pobreza.
Indicó que la sociedad argentina no es ajena a esta situación “que se repite hoy en casi todo el mundo”