El Papa Juan Pablo II apareció este domingo recuperado –después de una semana de ausencia debido a los Ejercicios Espirituales de la Curia Romana– y pronunció toda su reflexión del Ángelus dominical, dedicada a la Eucaristía como fuente de comunión entre los miembros de la Iglesia.

El Santo Padre se dirigió a los peregrinos reunidos en la Plaza San Pedro y recordó la centralidad del misterio eucarístico en la vida de la Iglesia.

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“La Eucaristía es la fuente de la que obtiene vigor siempre nuevo la comunión entre los miembros del Cuerpo místico de Cristo”, indicó y agregó que “es en esta perspectiva que toma plena evidencia la peculiar labor confiada a Pedro y a sus sucesores: el ministerio cetrino es esencialmente servicio a la unidad de la Iglesia”.

Asimismo, señaló sentir “particularmente viva en el alma esta invitación de Jesús, cuando contemplo el Misterio eucarístico. A Él, Buen Pastor, encomiendo el entero Pueblo de Dios en este camino cuaresmal hacia la Pascua”.

El Pontífice, que fue hospitalizado durante diez días a principios de febrero, lució un buen aspecto y saludó con una breve frase en esloveno a los fieles de ese país y con un mensaje un poco más largo a los creyentes italianos.

Juan Pablo II leyó el texto durante cerca de tres minutos con voz clara, deseó al finalizar un feliz domingo y bendijo a la multitud de fieles que estalló en una prolongada ovación.