Miles de feligreses, llegados de diferentes partes del mundo, se reunieron en la Catedral de Coimbra para despedir a Sor Lucía, la última vidente de Fátima, que falleció el domingo último y un día antes recibió una carta del Papa Juan Pablo II con su bendición.
Feligreses orantes, apesadumbrados, con los ojos enrojecidos; personas con flores blancas y rezos en voz baja, pudieron apreciarse durante los funerales de la última pastorcita que en 1917 tuvo la visión de la Virgen María en Cova de Iría, Fátima.
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A la despedida de Sor Lucía acudieron personajes del mundo político y empresarial, como el Primer Ministro portugués Pedro Santana Lopes y el empresario Belmiro De Azevedo, quien acudió junto con su esposa.
Según informó el diario español La Razón, De Azevedo afirmó que “no hubiese dejado de venir por nada para pedir a la hermana Lucía que interceda por mis nietos e hijos”.
El féretro fue velado la noche del lunes en la capilla del convento del Carmelo de Santa Teresa, que acogió a Sor Lucía desde 1948.
El Obispo de Coimbra, Mons. Albino Cleto, permaneció en todo momento al lado de la religiosa, mientras centenares de feligreses hacían cola para despedirse. Al día siguiente, a las once de la mañana, en medio de cánticos y rodeados por una gran multitud, sus restos fueron trasladados a la catedral de Coimbra.
Ya en el templo, el Arzobispo de Génova y enviado especial del Papa, Cardenal Tarcisio Bertone, ofició junto a Mons. Cleto un breve acto litúrgico “Corpore in sepulto”, así como la Eucaristía previa a la inhumación de los restos de Sor Lucía en el claustro del Convento del Carmelo.
Sor Lucía partió a la Casa del Padre el domingo 13 de febrero a los 97 años de edad. El día anterior recibió por fax una carta personal del Papa Juan Pablo II, quien le daba su bendición y le pedía orar para que pudiese “vivir este momento de dolor, sufrimiento y oferta con el espíritu de la Pascua”. En un año, sus restos se trasladarán al Santuario de Fátima.