Durante la Jornada de la Vida Consagrada celebrada en Granada y organizada por la Conferencia Española de Religiosos y Religiosas (CONFER), el Arzobispo de Sevilla, Cardenal Carlos Amigo, resaltó la importancia de la unión con Cristo y afirmó que “la vida consagrada y la Eucaristía se unen de tal manera que queman en amor a la persona”.
En una conferencia titulada “Eucaristía y Vida Consagrada”, el Arzobispo explicó que “la vida consagrada se sitúa entre la encarnación de Dios en la Virgen María y el misterio Pastoral que vivimos en la Eucaristía. Y aquí hay un punto de coincidencia que es la donación en la Eucaristía. La vida consagrada es como esta continua peregrinación entre el misterio de la consagración y el de la eucaristía”.
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El Cardenal se refirió a “las vivencias existenciales de la vida consagrada” y mencionó como la primera la santidad: “Dios nos ha hecho para Él y andamos de un lugar para otro sin encontrar el lugar propio de cada uno de nosotros. El ansia de búsqueda de Dios es algo que no se ha mitigado; no estamos en paz hasta que no lo encontramos a Él”.
La segunda, agregó, es la pobreza. “La vida consagrada no puede prescindir de la pobreza en su sentido más profundo. Yo soy tan pobre, tan pobre, que sólo tengo a Dios. No tengo otros poderíos, otros apoyos, soy tan pobre tan pobre que sólo tengo a Dios”, afirmó el Purpurado y añadió que la tercera vivencia existencial es la Cruz: “tenemos que asumir la cruz de la marginación a los cristianos”.
“La Eucaristía es la más bella expresión del amor de Cristo. La vida consagrada tiene como razón de su vida cristiana la Eucaristía”, continuó.