El Papa Juan Pablo II y miles de niños reunidos en la plaza San Pedro compartieron un momento jocoso cuando la paloma blanca que el Pontífice arrojó como símbolo de la paz, se resistió a dejar las habitaciones pontificias.

Luego de hablar a miles de niños y jóvenes, a quienes recordó que enero es un mes para promover la paz, dos niños de ocho años que flanqueaban al Pontífice lanzaron sendas palomas blancas al aire, pero ambas cambiaron violentamente de curso y tornaron rápidamente al estudio papal

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Riéndose, el Santo Padre se mostró determinado a hacer volar a los blancos símbolos de la paz. Él mismo tomó, sonriendo, una de las palomas, mientras un asistente le ayudaba a poner en libertad a la otra.

para finalmente regresar al estudio papal