El catedrático de la Universidad de Lovaina (Bélgica), Mons. Michael Schooyans, advirtió que es imposible pensar en democracia en un sistema político en el que Dios ha sido suprimido, y donde la “dignidad del hombre no es reconocida desde su inicio".
En una conferencia ofrecida en el Instituto de Humanidades Ángel Ayala-CEU, Mons. Schooyans se preguntó si en política puede dejarse a Dios de lado, aludiendo a la ausencia de la mención del cristianismo en la Constitución Europea.
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En ese sentido, explicó que “el gran problema desde la antigüedad es el "exceso de dioses" que están en el origen de la constitución de muchas sociedades políticas”.
Según el catedrático, con el Renacimiento se dio un cambio radical en la manera de concebir la razón humana, estableciéndose una veneración de la “autonomía” del hombre.
"La razón fue reducida a la simple facultad de comparar, pesar, medir, del mismo modo que el poder político será pensado en términos de fuerza física. La autonomía del hombre es reivindicada con la verdad”, anotó.
Refiriéndose al derecho natural que viene de Dios, advirtió que al darse una separación, la concepción de la naturaleza humana desemboca en el ateísmo y agnosticismo.
En otro momento, Mons. Schooyans advirtió que Dios es poco a poco retirado de la vida política, cayéndose en el pesimismo radical donde “el hombre se convierte en enemigo de sí mismo".
Cuando Dios desaparece del horizonte del político, - añadió - el poder termina por reducirse a la pura fuerza y degenera en desmesura del gobernante o del pueblo, que pronto se hacen antagónicos".
acontecimiento moral