En su habitual carta semanal, el Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco llamó a los católicos a “despertar las conciencias dormidas” ante cuestiones “esenciales” como la defensa de la vida, el amor, Dios, el bien, la libertad y el matrimonio, entre otras.
En la carta, Mons. García-Gasco advierte que “ya no se sabe defender el derecho a la vida de todo ser humano desde su concepción hasta el último momento de la existencia”.
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El Prelado observa que incluso “se duda a la hora de defender la familia de fundación matrimonial, como base de una sociedad civilizada y con aspiraciones de futuro” y, al mismo tiempo, “se sospecha que la religión pueda ser beneficiosa para las personas y para la construcción de una sociedad moderna y progresista”.
Frente a quienes sostienen que “sólo nos queda la mayoría como criterio de verdad”, el Arzobispo recuerda que “los grandes contenidos éticos de la humanidad no dependen de la mayoría”, como ha demostrado la historia del siglo XX con “demasiados ejemplos crueles”.
Mons. García-Gasco exhorta a “despertar nuestra adormecida conciencia”; pro recuerda que ésta “no depende de gustos o caprichos personales, sino que es captación de la realidad” y, en consecuencia, “es independiente de las mayorías”.
“Cuando se oscurecen las conciencias –advierte el Arzobispo-, cuando no se educa para que la conciencia esté rectamente formada, es difícil vivir en libertad”.
“El pertinaz rechazo a la clase de religión en la escuela, la omisión de nuestras raíces cristianas, la pretensión de encerrar la Iglesia en las sacristías, la manipulación del mensaje cristiano ¿no tendrán como objetivo mantener adormecida la conciencia? ¿A quien interesa que las jóvenes generaciones pierdan las certezas evidentes que hacen posible la paz y la democracia verdadera?”, se pregunta el Arzobispo valenciano.
En la Carta, el Prelado destaca también su convicción de que para despertar las conciencias lo mejor es “acercarse a la luz del Evangelio, que ofrece en este campo perspectivas maravillosas para la razón humana”.
El Evangelio “ofrece certezas para defender la vida sin temor, con alegría; nos ayuda a comprender la belleza del matrimonio y la familia; disipa los temores para encauzar los sentimientos verdaderamente religiosos”, agrega.
es una riqueza para la sociedad y la cultura