Al comentar el Salmo 71 durante la catequesis de este miércoles, el Papa Juan Pablo II recordó que para las Escrituras, violar el derecho de los pobres es una ofensa a Dios.
El Pontífice describió el salmo como “un canto real que los Padres de la Iglesia han meditado e reinterpretado en clave mesiánica”.
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El salmo se abre, explicó el Papa, con una “intensa invocación coral a Dios para que conceda al soberano el don fundamental para el gobierno, la justicia sobre todo con los pobres que, en cambio, son a menudo las víctimas del poder”.
“Si se violan los derechos de los pobres no solo se lleva a cabo un acto políticamente incorrecto y moralmente inicuo”, explicó el Santo Padre.
“Para la Biblia se perpetra también un acto contra Dios, un delito religioso porque el Señor es el tutor y el defensor de los míseros y oprimidos”; es decir, “de los que no tienen protectores humanos”.
“Es fácil intuir como la tradición haya sustituido a la figura, con frecuencia desilusionadora, del rey davídico con la fisonomía luminosa y gloriosa del Mesías” que “juzgará con justicia a los desvalidos y decidirá con rectitud a favor de los pobres de la tierra”, añadió el Papa.
“Después de esta viva y apasionada imploración del don de la justicia –dijo Juan Pablo II- el Salmo ensancha el horizonte y contempla como el reino mesiánico real se despliega a lo largo de las dos coordenadas de tiempo y espacio”.
la justicia y la paz