En respuesta a las declaraciones de un líder socialista cristiano que ayer intentó zanjar la confrontación con la Iglesia Católica por temas morales, el Secretario General y vocero de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Padre Juan Antonio Martínez Camino, acogió la propuesta y precisó que "la Iglesia no ha buscado nunca ni busca la confrontación con el Gobierno".
El sacerdote valoró las declaraciones del secretario de Organización del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), José Blanco, sobre que el Gobierno tenderá la mano a la Iglesia y pedirá respeto a la verdad y a las leyes.
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El portavoz calificó de positivo que el PSOE y el Ejecutivo no consideren que la religión sólo pertenece al ámbito privado, porque eso equivaldría a negar la existencia de los acuerdos, y afirmó que la Iglesia "no tiene que desconvocar ninguna manifestación contra las leyes del Gobierno porque no la ha convocado ni la convocará".
También precisó que los católicos individual o colectivamente pueden obrar libremente en sus actuaciones sociales y políticas.
El vocero episcopal también destacó que los obispos tienen una "conciencia clara" de que no se debe "contribuir al enfrentamiento o división de una sociedad o de la ciudadanía", sino que están en la posición de "contribuir a un clima de inteligencia social y de diálogo".
Las declaraciones de Blanco
Ayer, Blanco participó en unas jornadas en Bilbao de socialistas vascos cristianos y aseguró que “la gente no cree que el Gobierno sea un nido de rojos ‘comecuras’ ni que la Conferencia Episcopal sea un reducto de ‘sotanosaurios’ añorantes de la Santa Inquisición”.
Blanco agregó que “el Gobierno no sólo quiere una relación correcta con la Iglesia, sino también cooperar con ella desde la lealtad mutual y el respeto a la tarea de cada uno”.
Según el diario La Razón, “Blanco invirtió la frase célebre de Manuel Azaña y dice, ahora, que ‘España sigue siendo católica’, y que ‘nunca, y hoy menos que nunca, ha existido contradicción entre socialismo y cristianismo’”.
Para Blanco, “la izquierda ha cometido ‘frecuentemente el error de querer confinar el hecho religioso al estricto ámbito de la conciencia personal. La fe es un hecho personal, pero la religión es un hecho social, y también lo es que la Iglesia, las Iglesias, son un hecho institucional que los poderes públicos no pueden ignorar’”.