El Arzobispo Celestino Migliore, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, señaló que se requiere más ayuda de los países desarrollados para alcanzar los objetivos de desarrollo mundiales entre las naciones más pobres.
Al intervenir durante la Asamblea sobre el tema del “Seguimiento de los resultados de la Cumbre sobre el Milenio” que se celebró en septiembre de 2000, cuya declaración fue firmada por 171 gobiernos del Hemisferio Norte y Sur, Mons. Migliore señaló que “es alentador oír a las delegaciones que hablan de su compromiso a favor de un desarrollo que tiene un rostro humano”.
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El Arzobispo recordó que ha habido progresos para conseguir los Objetivos de Desarrollo del Milenio y que algunos países “han sido capaces de poner en marcha un proceso significativo de desarrollo económico, permitiéndose pagar por sí mismos el costo económico de los Objetivos de Desarrollo”.
Sin embargo, “la escasa ayuda económica y las condiciones económicas internacionales no han permitido todavía a los países más pobres conseguir las metas más importantes en el ámbito de la educación, la sanidad y el acceso al agua y los servicios higiénicos”, advirtió el Prelado.
El total de la ayuda oficial, afirmó el Arzobispo Migliore, fue muy inferior “al del 0,7 por ciento de la renta nacional, según lo establecido en el acuerdo fijado hace tiempo”.
Además, explicó que “la capacidad de los países más pobres, que se encuentran sobre todo en Africa, de conseguir beneficios fiscales y de exportación no prospera a causa de la subvención a la exportación de los países ricos y por las tarifas impuestas a las exportaciones africanas. Estas, a veces son diez veces superiores a las de las mercancías que circulan en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).