Al hablar en la mañana del jueves a los jefes religiosos de Azerbaiyán, el Papa Juan Pablo II hizo un enérgico llamado a poner fin a la violencia homicida justificada por la religión.
“Bienvenido Jeque-Ul-Islam, jefe de la presidencia de los Musulmanes del Cáucaso, que con abnegación constante se esfuerza para construir la paz en una región donde, desafortunadamente, los conflictos violentos continúan. Bienvenido, Obispo Aleksandr de Baku y de la región del Caspio, perteneciente a la Iglesia Ortodoxa Rusa, a la que me unen vínculos de afecto y estima. Bienvenido jefe de la Comunidad de los Judíos de la Montaña, antigua comunidad que ofrece, en un contexto de mayoría islámica, un ejemplo de coexistencia y colaboración fraterna”, dijo el Pontífice.
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Tras recordar al anterior presidente de la República fallecido, Heydar Aliev, y a su hijo, Ilham Aliev, que le ha sucedido en el cargo, Juan Pablo II dijo: “Deseo de todo corazón que vuelva a Azerbaiyán la paz total, y se resuelva el conflicto de Nagorno-Karabaj. Tanto esta, como las otras contiendas, deben ser afrontadas con buena voluntad, buscando mutuamente aperturas recíprocas y de comprensión, y con espíritu de verdadera reconciliación”.
El Santo Padre pidió a los representantes religiosos que Dios les ayude a “construir una coexistencia cada vez más provechosa” entre ellos y la comunidad católica del país. “A ella y a su ordinario, el querido padre Jan Capla, envío mi saludo cariñoso, rogando al Señor que le ayude a continuar la misión evangelizadora en el Cáucaso”.
“Que esta visita al Papa de Roma –pidió- sea como un símbolo para el mundo: que muestre que la tolerancia es posible, y que constituye un valor de civilización que pone las premisas para un desarrollo humano más amplio y solidario, civil y social”.
“Nadie –continuó el Santo Padre- tiene el derecho de presentar o usar las religiones como instrumentos de intolerancia, como medios de agresión, de violencia y de muerte. Por el contrario, su amistad y estima mutua, si está sostenida por el compromiso de tolerancia de los gobernantes, es un recurso rico de auténtico progreso y de paz”.