Los diferentes problemas económicos, sociales o culturales hacen que no se reflexione sobre la vida eterna, advirtió el Arzobispo de Posadas, Mons. Juan Rubén Martínez, señalando que muchas veces los mismos cristianos desestiman la importancia de la continuación de la vida después de la muerte.
Sin embargo, dijo que “de los contenidos de la fe depende la manera de asumir el compromiso histórico de nuestra vida” y consideró lamentable afirmar que se crea en la vida eterna pero no se tenga en cuenta las consecuencias que esto implica en la vida práctica.
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“Creemos en Dios pero obramos con una especie de ateísmo práctico, como que nuestra fe no se traduce en valores que sustenten nuestro accionar. Podríamos decir que por no considerar que ‘al final nos espera alguien’, nos sumergimos en una práctica con profundas rupturas entre la fe y la vida que construimos, advirtió.
El Prelado también advirtió que hay otras creencias que acentúan la vida eterna y el fin del mundo de manera tal que alienan y no conducen a un compromiso por transformar la vida en Cristo.
Mons. Martínez resaltó la necesidad de comprender sobre el por qué y para qué de la vida, además de valorar que el tiempo que Dios regala está cargado de sentido, una vocación y una misión.