En una carta dominical, el Arzobispo de Barcelona, Mons. Lluís Martínez Sistach, manifestó que la propuesta de reforma de la normativa española para regular el divorcio fomenta una mentalidad divorcista en la sociedad.
La misiva, titulada precisamente “Mentalidad divorcista”, señala que “no pocas personas van al matrimonio pensando acudir al divorcio si surgen dificultades en la convivencia conyugal, o bien si les parece que el amor ha desaparecido”.
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Así, el Prelado se preguntó, si acaso ¿no se provoca que “queden bloqueados los esfuerzos sinceros y constantes para vencer y superar las dificultades que aparecen en toda convivencia conyugal?”.
Según el Arzobispo metropolitano “el amor matrimonial ha de poseer una cualidad peculiar: ha de ser conyugal”. “Un amor para un tiempo limitado no es un verdadero amor matrimonial, porque le falta la intención de perpetuidad que después se manifiesta en la fidelidad”. Un amor temporal “no puede hacer felices a los esposos ni tampoco a los hijos, porque es un amor limitado e inseguro”, apuntó.
Asimismo, señaló que “la sociedad y sus leyes no han de fomentar de ninguna manera una mentalidad divorcista ante el matrimonio”. La educación, según el Prelado, no debe invitar “a huir ante las dificultades conyugales que puedan llegar y a buscar entonces otro consorte.
Para Mons. Martínez Sistach “es normal que la convivencia de los esposos presente dificultades en algunas ocasiones. Lo que constituye un motivo de preocupación es que cualquier desacuerdo entre los cónyuges se pueda convertir en una ruptura definitiva”.
Sobre el particular, concluyó el Prelado, “las leyes no lo han de facilitar o fomentar. La estabilidad de la vida familiar sólo puede existir si los esposos están dispuestos a demostrar que el sacrificio es una prueba de su amor. El bien y la felicidad de los esposos y de los hijos pide que se hagan todos los esfuerzos necesarios para superar las dificultades inherentes a la convivencia matrimonial mediante el diálogo, la paciencia, el perdón y la plegaria”.