En una carta pastoral, el Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, señaló que actualmente en Europa se siente con excesiva frecuencia la tentación de promover la persecución intelectual y política de los creyentes. Sin embargo, "de estas actitudes no sale nada bueno", precisó.
"Arremeter contra el cristianismo ni ayuda a la libertad ni ayuda a la felicidad de los ciudadanos", indicó el Prelado y precisó que "hoy, en Europa, desde el poder político se siente con excesiva frecuencia la tentación de promover actitudes que persiguen intelectual y políticamente a los creyentes".
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En su misiva "La finalidad de la educación", el Arzobispo defendió que el compromiso con la educación "es con la libertad y la felicidad de aquellos que educamos", y añadió que "sin este compromiso es imposible educar".
El Prelado criticó aquellos estados que “se sirven del bien común” en lugar de estar “al servicio del bien común”. Un estado como los primeros pretende que las personas “se sometan a los proyectos particulares del gobierno, busca el monopolio en la educación así como consigue una escuela y una universidad uniforme y monocolor para controlar mejor a la sociedad".
Por ello, el Arzobispo insistió en que "cada día resulta más urgente reivindicar el derecho a la educación en toda su extensión" y afirmó que "no debemos contentarnos con que el Estado garantice los recursos que permitan la educación para todos, ni siquiera con que se predique que sea una educación de calidad".
Según Mons. García-Gasco, "estamos en nuestro derecho de exigir que la educación sea verdadera, es decir, ajustada a la dignidad de cada ser humano".
Los estados "deben favorecer la libertad en educación para que la dignidad de la persona no sea un mero eslogan que no se cumple", aseguró el Prelado.
La Iglesia "reivindica la libertad en la educación, en la escuela, en los servicios sociales y en la universidad porque considera que el ser humano sólo es feliz cuando reconoce con inteligencia y elige con libertad su propia vocación". La plenitud humana "no se puede imponer jamás por la fuerza, sino que ha de proponerse siempre con libertad", concluyó el Obispo.