Durante una Misa en honor a los caídos por la patria, el Obispo Castrense, Mons. Antonio Baseotto, dijo que la verdad sobre la muerte y la verdad de fe en la resurrección “deben ser la piedra de toque para medir nuestra escala de valores”.
“Tener presente el fin de nuestros días es, sin duda, una expresión de sana sabiduría, que también nos enseñan los sencillos y pequeños”, dijo el Prelado a los feligreses reunidos en la Catedral Stella Maris.
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Tras preguntar de qué le “vale al hombre ganar todo el mundo, si al final pierde su alma”, Mons. Baseotto señaló que muchas veces “nos vemos expuestos a sacrificar la conciencia para tener un ascenso, un puesto, un rédito económico o social más jugoso y ponderado”.
El obispo castrense recordó que la vida “se termina indefectiblemente”, por lo que “la fiesta de los difuntos –celebrada recientemente- debe ofrecer un momento de reflexión para quienes peregrinamos todavía en el tiempo”.
Antes de culminar, pidió para que la vida cotidiana “sea efectivamente tiempo de entrenamiento, de preparación, de aprendizaje para la vida que no tiene fin”. Afirmó que “en la medida que transitamos” guiados por Cristo, “nos encaminamos con seguridad a su mismo fin y a la misma meta”.
En la Eucaristía estuvieron presentes autoridades eclesiásticas, civiles y militares.